Mi línea de opinión es liberal y abierta, comprometida con expresar ideas con honradez y convicción. He colaborado en espacios como Revista Crónica, El Quetzalteco, Siglo XXI y La Voz de Xela. Actualmente escribo de forma independiente, con total libertad, lejos de tartamudos mentales o aduladores de turno. Me dirijo a quienes realmente valoran la lectura honesta, directa y sin filtros.
miércoles, 23 de abril de 2025
Guatemala: Devotos en Procesión, Hipócritas en Acción , cargamos Santos, pero nunca Valores
Un país ridículo, tan ridículo que termina siendo hipócrita. Así se resume el sentir de muchos tras el paso de la Semana Santa. ¿De qué nos sirvió tanta devoción, tanto incienso, tanto Jesús cargado en hombros, si al final no aplicamos ni un gramo de reflexión en nuestra vida diaria? Nos urge un cambio verdadero, pero seguimos envueltos en una dinámica de apariencias y egoísmo.
Tengo vecinitos que se las llevan de prepotentes, como si fueran dueños del barrio. Esta semana tuve que sacar un carro que ni para chatarra servía, y curiosamente, EMETRA ni la Policía aparecieron. Se esfumaron como por arte de magia. Porque en Guatemala o te aguantás o actuás, pero lo cierto es que cada día estamos peor.
Ya somos más de 19 millones de personas en este país. Crecemos en población, pero jamás como nación. La Ciudad de Guatemala está tan poblada que parece que cada centímetro cuadrado tiene dueño, pero todo sigue centralizado, como si el resto del país no existiera. Aquí se concentran la inseguridad, la violencia, el desempleo y el costo de vida más alto. Todo sube menos el ánimo.
Los precios están por las nubes, y como buenos guatemaltecos, lo vemos, lo sufrimos, lo criticamos en redes, pero seguimos igual. Nos callamos, tragamos fuerte, y a seguir. Lo más alarmante no es la crisis económica ni la delincuencia, sino la indiferencia. Esa actitud de "a mí no me afecta" hasta que te toca, hasta que el caos te atropella.
Tenemos políticos que se burlan en nuestra cara. Mierdatarios y burrocratas —porque ni para burócratas de verdad les alcanza— que ganan millones por no hacer absolutamente nada. No están capacitados, no tienen intención de servir, y aun así siguen siendo reelegidos por un pueblo que olvida demasiado rápido y exige muy poco.
La Semana Santa debió ser un momento de introspección, pero quedó como una excusa más para descansar y presumir fotos en redes. Reflexionar sin actuar es como rezar sin fe: pura hipocresía. No se trata solo de religiosidad, se trata de humanidad, de respeto, de empatía, de exigir, de cambiar. ¿Para cuándo el cambio? ¿Hasta que todo colapse?
Guatemala tiene potencial, tiene belleza, tiene historia. Pero mientras sigamos premiando la mediocridad, tolerando la injusticia y fingiendo que todo está bien, seguiremos cayendo al abismo. Y el fondo, aunque no lo creas, todavía no lo tocamos.
PD: Que la próxima Semana Santa no sea solo para cargar imágenes, sino para aligerar la carga de un país cansado de tanto farsante y tanto inútil con salario dorado.
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