Veamos un poco la
historia ya que para algunos sufrimos de conocimiento de la misma o simplemente
de amnesia. En Guatemala quedo claro que hubo conflicto bélico nacido de la
insurrección socialista. En enero de
1985, demagogos, empresarios, banqueros, ciudadanos, militares y corruptos
políticos tuvieron la esperanza de abrigarse a unas elecciones libres y con un gobierno
democrático para así solución los problemas nacionales que en ese tiempo no
eran tan graves como los que vivimos ahora. Por cierto ahora con invasión y
presencia de las comunidades internacionales que realmente estimó que se estaba
a la puerta de la tan esperada oportunidad histórica en la cual Guatemala
accedía por primera vez a la democracia. La ocasión se perdió en el desagüe, ya
que todo terminó en el comienzo de una longeva y epidémica corrupción
gubernamental, que solo permitió que cualquiera, desde un matón hasta ahora un
payaso llegara a gobernarnos.
El aún presidente ruso Vladimir Putin llamó a la reflexión
al decir que “la democracia no puede ser
exportada a otros lugares, (sino) debe ser el resultado de un proceso interno
de la sociedad”.
La idea de Putin tiene
gran validez. Aquí, los malos gobiernos
cubiertos con un manto hipócrita de democracia, han expuesto al sistema como
aquel que permite gobiernos del abuso, la corrupción, la ineptitud y ahora
burla.
En Guatemala, donde
tenemos una economía que no crea fuentes de trabajo, sino solo necesidades; un
sistema social en el que reina la violencia, el desorden y una continua pérdida
de fe en la justicia, la democracia en este siglo no significa más que
enraizamiento de las desgracias sociales. Por más que haya beneficiado a
populistas dirigentes de ideologías extremas, que han salido de la pobreza con
el dinero del pueblo.
Y así, Guatemala quedó
estancada en el tiempo, ya que durante esta llamada “democracia” solo hemos
crecido en población, tráfico y necesidades.
En este año cumplimos 31
años de aquellas primeras elecciones generales que debían fortalecer la
democracia y propiciar el progreso, la legalidad, la ilusión de una mejor
Guatemala para todos.
Tomando la idea de
Putin, habría que preguntarnos si la democracia fue la culminación de un
proceso interno nacido en Guatemala y si fuera así, porque se degeneró
insalvablemente hasta hoy.
Millones de personas en
Guatemala están aún sumergidas en la miseria, otros en la pobreza y algunos en
la sobrevivencia del día a día. Cierto es que una población digna no puede
esperar limosnas. También lo es que los guatemaltecos somos capaces de trabajar
honradamente, como lo prueban en otros países (como ahora vemos en las mismas
olimpiadas) pero no podemos dejar que nuestros emigrantes (que ahora son
tratados como terroristas) continúe. Pero, cierto es igualmente, que hoy en Guatemala no
hay condiciones que estimulen el trabajo honrado y productivo en tanto si
seguimos con una democracia, como dijo demagogo Alfonso Portillo “de las
carreteras, no se come...”
No hay comentarios:
Publicar un comentario