miércoles, 28 de mayo de 2025

Guatemala: la jungla de los indiferentes, pendejos y ladrones....

Guatemala arde. No entre llamas visibles, sino en esa combustión lenta y silenciosa de un sistema podrido hasta los tuétanos. Un país atrapado entre discursos huecos y manos llenas —de billetes manchados, de pactos sucios, de traiciones históricas. Jimmy Morales lo dijo sin vergüenza: “la corrupción es parte de la cultura en Guatemala”. Sandra Torres lo confirmó: “es la riqueza del pueblo”. Y mientras ellos se llenan los bolsillos, nosotros miramos. A veces con rabia, a veces con resignación. La mayoría, en silencio. Somos el sapo dentro de la olla, acostumbrados al calor, a las burbujas, al vapor que ya quema y ni sentimos. La desidia nos envolvió el cerebro como una niebla espesa. La indignación fue reemplazada por memes, por chismes, por el “ni modo”. La realidad es esta: el sistema está podrido, y no hay jugador que no lo sepa. Se embarran porque es parte del juego, y lo aceptan como si no hubiera otra forma de existir. Los honestos no duran. Los idealistas desaparecen. Y el pueblo —nosotros— nos hemos vuelto espectadores de nuestra propia ruina. La democracia es un disfraz que se cae con cada elección. La justicia es una palabra que se esconde tras escritorios lujosos. Y la esperanza… esa, la matan lento, todos los días, con cada noticia, con cada sentencia comprada, con cada voto comprado con bolsas de comida o miedo. Somos una jungla de pendejos, como diría sin filtro la conciencia que a muchos les incomoda. Porque seguimos callando. Porque preferimos Netflix a las noticias. Porque es más cómodo no ver. Porque no queremos problemas. Porque ya nos da igual. Pero algún día, cuando el agua hierva de verdad, quizás ya sea tarde para saltar. Quizás ya no quede país que salvar. O quizás —solo quizás— alguien se atreva a gritar tan fuerte que nos despierte del letargo. Hasta entonces, la olla sigue al fuego. Y nosotros… seguimos sentados.

viernes, 23 de mayo de 2025

Guatemala: Paraíso con GPS dañado

Vivo en un país donde los volcanes vigilan, el clima es perfecto y el paisaje parece salido de un screensaver de Windows XP... pero aún así, estamos como el cangrejo: para atrás y arrastrados. Guatemala tiene todo: belleza natural, gente chispuda, talento hasta para doblar la rodilla con estilo. Pero nos gobiernan personajes sacados de una telenovela de horror, ladrones con corbata que no se cansan de robarnos hasta el buen humor. Educación vial: inexistente. Aquí aprendés a manejar como en Mario Kart, a punta de susto y claxonazos. Tráfico: una prueba espiritual diaria. Gobierno: una estafa colectiva.Ciudadanía: entre luchadores y zánganos.
Yo, humilde trabajador de jornada completa (y vida media loca), trato de hacer las cosas bien, de mantener la paz, pagar impuestos, ganarme el pan y hasta vender propiedad en mis ratos libres —porque uno ya no sabe si huir o invertir en su propia cueva urbana. Tengo opciones buenas, por cierto, full beneficios, ubicación divina… lo que falta es que llegue alguien con sentido común y deje de quererme estafar. Pero no falla: siempre aparece el colado, el que quiere pasarse de listo, el que viene a chupar energía como zancudo con licencia. ¿Y qué hago? ¿Me vuelvo el hijo de la gran puta que todos temen? ¿El Batman de la zona 1? A veces provoca. Porque en esta selva de pendejos, o te adaptás o te extinguen. Toca vivir tranquilo, pero sin dejar que te coman vivo. Salir de vez en cuando, buscar paz, respirar fondo… y si hay que mandarse a mudar, ni modo, pero con estilo. A lo guatemalteco: sin perder la sonrisa, pero con un ojo abierto. PD: Si usted está buscando casa o terreno donde esconder su cordura y aún tener señal, me escribe. Lo que ofrezco tiene más beneficios que la plaza de diputado promedio. Y sin necesidad de robarle a nadie.

Spoiler: No Estamos Preparados para Esto

Cuando alguien lanza una frase que revuelve hasta al chapin creyendo que algun dia llegaruemos a un Mundial, lo primero que hace es abrir un...