jueves, 6 de noviembre de 2025

Leer o Chamusquear: El Dilema Nacional

Leer no te saca de Guatemala, pero sí te saca de la ignorancia.” Esa frase debería estar en cada bus, cada parque y cada venta de tostadas del país. Pero aquí seguimos, aferrados a la flojera intelectual, buscando el camino fácil, creyendo en milagros políticos y, para rematar, todavía confiando en una Selección que nos decepciona con la precisión de un reloj suizo. El fútbol chapín es pura chamusca glorificada, solo que con uniforme, himno y lágrimas cada cuatro años. Mientras tanto, el hábito de lectura sigue relegado a lo “aburrido”, lo “difícil” o lo “para otros”. Queremos resultados sin esfuerzo, títulos sin leer una página, opinión sin conocimiento, y desarrollo sin disciplina. Así vivimos: exigiendo primer mundo con mentalidad de quinto. Y entre todo este caos aparece una luz inesperada: el regreso del Béisbol Invernal de Guatemala este 15 de noviembre. Un deporte que de verdad requiere precisión, historia, técnica y cerebro. Algo muy distinto al corre-corre desordenado de nuestras canchas. Yo, que disfruto el deporte y que además hablo inglés, soñaba con ver un juego de las Grandes Ligas… pero como a tantos guatemaltecos, me negaron la visa norteamericana. Nada nuevo. Somos un país donde, a ojos de afuera, valemos menos que un boleto de Transmetro. Y aun así, aquí me encuentro: emocionado por una liga local, por tener algo diferente qué ver y, aunque suene ridículo, por sentir que todavía se puede encontrar un pedacito de ilusión en medio del tráfico, la violencia y ese Estado incompetente que se roba hasta el aplauso. Sí, ganaron los Dodgers otra vez —back to back— pero como no puedo verlos en vivo, me tocará disfrutar el béisbol chapín mientras esquivo baches y pago impuestos que se evaporan misteriosamente. Porque Guatemala es experta en eso: darte un respiro con la mano izquierda mientras te roba la billetera con la derecha. Ya entró la época navideña desde agosto —porque aquí el tiempo es relativo— y mientras los almacenes cubren sus puertas de luces, la realidad sigue igual: madrugar, trabajar, pagar, sobrevivir. Repetir. Y si no leés, si no cuestionás, si no elevás tu criterio, lo único que cambia es tu nivel de frustración. Al final, abrir un libro no te sacará del país, pero sí te puede sacar de la ignorancia colectiva. Te puede dar perspectiva, criterio y herramientas para no tragarte la misma mierda disfrazada de patriotismo, selección, política o “así es Guatemala”. Leer no te hace mejor que nadie, pero sí te hace menos manipulable. Y en un país donde la mentira es tradición, eso ya es ganancia. Conclusión: ¿Qué hacemos entonces? ✅ Lea más. Aunque sea 10 minutos al día. ✅ Exija más. A la política, al deporte, al sistema. ✅ Apoye lo que sí funciona. Como el béisbol, el arte, música... ✅ Deje de romantizar la mediocridad. Ni en el fútbol, ni en la vida. ✅ Cuestione todo. Un país cambia cuando sus ciudadanos dejan de creer en cuentos y puras pendejadas. P.D Leer no te saca de Guatemala, pero te da la lucidez para no vivir como si estuvieras atrapado en ella.

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