
El año 2006 fue el punto culminante cuando la industria de teléfonos celulares empezó a enfocarse no sólo en los adolescentes y adultos sino también en los preadolescentes -niños entre la niñez media y la adolescencia, regularmente entre 8 y 12 años de edad- e incluso niños de apenas 5 años. Empezaron a aparecer en el mercado brillantes nuevos teléfonos "infantiles" que pueden marcar rápidamente al abuelo y la abuela con el clic de un botón.
Estos teléfonos de tamaño infantil causan cierta inquietud paterna, más aún en una época en que la industria de la telefonía móvil profundiza más en los mercados saturados para explotar a clientes con manos regordetas capaces de acunar muñecas y teléfonos.
El teléfono móvil para principiantes -MO1- no es tan amigable como un osito de felpa, pero los fabricantes del curveado aparato carmesí y azul para niños de 6 años prometen una relación semejantemente cálida y cercana. Se jactan de la socialización, la salud emocional y las comodidades de la "paz mental". El MO1 -desarrollado por Imaginarium, una compañía de juguetes, y Telefónica en España- provocó que algunos grupos de padres en Europa demandaran una prohibición oficial sobre la comercialización dirigida a niños. En Francia, la ministra de Salud emitió una advertencia contra el uso excesivo de teléfonos celulares por parte de niños pequeños. Las objeciones son impulsadas en parte por una falta de conocimiento sobre los efectos de salud a largo plazo del uso de los teléfonos móviles. Pero también parecen reflejar una preocupación instintiva sobre si los padres deberían dar teléfonos celulares a niños pequeños. Aunque no hay evidencia de que los teléfonos móviles representen una amenaza, a los investigadores les preocupa que siga habiendo información científica escasa sobre el efecto a largo plazo de los campos electromagnéticos de frecuencias radiales emitidas por los teléfonos móviles en los cerebros y el desarrollo de los niños. En general, los clientes jóvenes charlan más en el teléfono, gastando más en los juegos, los tonos de timbre y las imágenes de pantalla más recientes. Cuando se trata de niños, los operadores de telefonía móvil y los fabricantes de aparatos han evitado el tema de salud y se enfocaron más en protegerlos de material pornográfico o mensajes hostiles y fotografías en los teléfonos móviles.
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