Fumar al conducir resulta tan peligroso como no utilizar el cinturón de seguridad. Nuevos estudios concluyeron que el interior del automóvil ya no debería seguir siendo uno de los últimos refugios donde los fumadores disfrutan de su adicción, como ellos afirman, sin molestar a los demás. Una revisión de estudios publicados hasta el momento sobre los efectos del cigarrillo al manejar demuestra que fumar duplica el riesgo de provocar un accidente de tránsito. Aunque se trata de un factor de riesgo vial que aún no figura como tal en las estadísticas locales, registros de otros países le atribuyen al cigarrillo no menos del 5% de la responsabilidad. Su efecto principal es la distracción, que compite por el primer lugar con el uso del teléfono celular. A la lista de perjuicios del cigarrillo mientras se maneja se suman las molestias visuales (irritación) que produce el humo; la intoxicación crónica con el monóxido de carbono, que disminuye el nivel de vigilancia, atención y visión nocturna, y el aumento del riesgo de sufrir desde un infarto hasta la muerte súbita. Todos los que manejan con un cigarrillo encendido tienen un 7% de probabilidad de sufrir un accidente de tránsito cada vez que salen a la calle, pero si a esto se suma manejar estimulado con el mismo humo de cigarrillo, las evidencias demuestran que ese riesgo aumenta en los fumadores al 11,6% si no fuman mientras conducen y si fuman al volante al 16,7%, es decir, algo más del doble. Así, el conductor se transforma en un arma letal para sí mismo y para los demás.Pero esto no es todo, con la distracción, colabora otro problema de salud que es frecuente en los fumadores: la somnolencia y la fatiga durante el día, debido a que el tabaquismo produce una inflamación crónica de las vías respiratorias que altera la forma de respirar durante el sueño, lo que produce híper somnolencia al día siguiente, con sensación de torpeza, lentitud intelectual, dificultad para concentrarse, fatiga del pensamiento, cambios en la memoria e irritabilidad y agresividad.
Sensación de torpeza
Por otra parte, el monóxido de carbono del humo del cigarrillo que consumen por igual el fumador y los acompañantes, no sólo irrita la mucosa ocular, lo que puede dificultar la visión, sino que también ese mismo gas es muy venoso porque además impide reaccionar a tiempo ante una maniobra imprevista o una luz roja fuera de cálculo. El aire dentro de un auto contiene unos 40 mg/m3 de partículas respirables, el límite aceptable para la salud. Un estudio de la Universidad de Stanford indica que bastan tres bocanadas de humo de cigarrillo con las ventanillas cerradas para alcanzar 500 mg/m3 de partículas intoxicantes, lo que es suficiente para aumentar la torpeza o sueño mientras manejamos, trabajamos y convivimos.
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