jueves, 13 de noviembre de 2025

Spoiler: No Estamos Preparados para Esto

Cuando alguien lanza una frase que revuelve hasta al chapin creyendo que algun dia llegaruemos a un Mundial, lo primero que hace es abrir una rendija: ¿qué quiso decir? ¿a quién le habla? ¿qué misterios guarda? Es como si al despertar te toparas con una nota bajo la puerta que dice: “Hoy el mundo se remueve”, sin decirte cómo. En ese sentido, nos comportamos como un linternazo sobre la oscuridad cotidiana: algo llama la atención, sacude la calma, nos obliga a girar la cabeza. Y ¿qué hacemos nosotros? Nos detenemos. Respiramos. Y de repente nos damos cuenta de que quizá sí estamos en medio de algo grande, pero no sabemos qué hacer o que sistema de navegación usar. Entonces, ¿qué plantea esa frase breve pero potente? • Que lo simple puede ser profundo: en su sencillez, en lo que no se dice, está lo que empieza a ocurrir. • Que la conversación que tenemos ante nosotros no es la típica charla de café: es una que, de algún modo, exige más atención, más honestidad. • Que el mundo la parte del mundo que importa para quien escribe, grita o simplemente habla— ha cambiado sus coordenadas, y nosotros estamos tratando de sintonizar. Lo maravilloso de esto es que, aunque la frase sea brevísima, abre un universo. Nos invita a preguntarnos: ¿estoy prestando atención? ¿estoy escuchando lo que no se dice? ¿estoy dispuesto a hablar de lo incómodo, de lo imprevisto, de lo que me hace vibrar? Y quizá: ¿estoy preparado para que eso que se está abriendo me cambie? Y aquí va lo más importante: no lo estamos. No estamos preparados para esta conversación porque… • Porque cuando las coordenadas cambian, nuestros mapas quedan obsoletos. • Porque cuando lo simple se vuelve clave, lo sofisticado se vuelve ruido. • Porque cuando alguien nos lanza una señal, nuestra primera reacción suele ser mirar hacia otro lado. Pero cambio de chip: que no estar preparados no significa que no podamos algun día soñar en grande. Significa que quizá entremos con calma, con curiosidad, con humor. Porque este tipo de conversación —la que se desliza entre líneas, la que no pide permiso— también admite una carcajada. Así que, misión: toma una silla (o un sillón), siéntate. Respira. Y pregúntate: ¿qué tal si justo ahora te llama algo más grande que tu rutina? ¿qué tal si justo ahora te dice alguien: “vamos”? Y luego ríete, porque sí: te están llamando, y lo único que tienes a mano es tu humanidad, tu asombro… y tu capacidad de reírte de lo desconcertante. ⸻ P.D.: Si alguien alguna vez te dice que esta conversación es “normal”, dile que tú ya leíste esto: la simpleza a veces contiene un terremoto, las señales aparecen donde menos las buscas… y aunque no estés preparado, caramba, ¡ya estás en pie para cuando empiece el sismo!

jueves, 6 de noviembre de 2025

Leer o Chamusquear: El Dilema Nacional

Leer no te saca de Guatemala, pero sí te saca de la ignorancia.” Esa frase debería estar en cada bus, cada parque y cada venta de tostadas del país. Pero aquí seguimos, aferrados a la flojera intelectual, buscando el camino fácil, creyendo en milagros políticos y, para rematar, todavía confiando en una Selección que nos decepciona con la precisión de un reloj suizo. El fútbol chapín es pura chamusca glorificada, solo que con uniforme, himno y lágrimas cada cuatro años. Mientras tanto, el hábito de lectura sigue relegado a lo “aburrido”, lo “difícil” o lo “para otros”. Queremos resultados sin esfuerzo, títulos sin leer una página, opinión sin conocimiento, y desarrollo sin disciplina. Así vivimos: exigiendo primer mundo con mentalidad de quinto. Y entre todo este caos aparece una luz inesperada: el regreso del Béisbol Invernal de Guatemala este 15 de noviembre. Un deporte que de verdad requiere precisión, historia, técnica y cerebro. Algo muy distinto al corre-corre desordenado de nuestras canchas. Yo, que disfruto el deporte y que además hablo inglés, soñaba con ver un juego de las Grandes Ligas… pero como a tantos guatemaltecos, me negaron la visa norteamericana. Nada nuevo. Somos un país donde, a ojos de afuera, valemos menos que un boleto de Transmetro. Y aun así, aquí me encuentro: emocionado por una liga local, por tener algo diferente qué ver y, aunque suene ridículo, por sentir que todavía se puede encontrar un pedacito de ilusión en medio del tráfico, la violencia y ese Estado incompetente que se roba hasta el aplauso. Sí, ganaron los Dodgers otra vez —back to back— pero como no puedo verlos en vivo, me tocará disfrutar el béisbol chapín mientras esquivo baches y pago impuestos que se evaporan misteriosamente. Porque Guatemala es experta en eso: darte un respiro con la mano izquierda mientras te roba la billetera con la derecha. Ya entró la época navideña desde agosto —porque aquí el tiempo es relativo— y mientras los almacenes cubren sus puertas de luces, la realidad sigue igual: madrugar, trabajar, pagar, sobrevivir. Repetir. Y si no leés, si no cuestionás, si no elevás tu criterio, lo único que cambia es tu nivel de frustración. Al final, abrir un libro no te sacará del país, pero sí te puede sacar de la ignorancia colectiva. Te puede dar perspectiva, criterio y herramientas para no tragarte la misma mierda disfrazada de patriotismo, selección, política o “así es Guatemala”. Leer no te hace mejor que nadie, pero sí te hace menos manipulable. Y en un país donde la mentira es tradición, eso ya es ganancia. Conclusión: ¿Qué hacemos entonces? ✅ Lea más. Aunque sea 10 minutos al día. ✅ Exija más. A la política, al deporte, al sistema. ✅ Apoye lo que sí funciona. Como el béisbol, el arte, música... ✅ Deje de romantizar la mediocridad. Ni en el fútbol, ni en la vida. ✅ Cuestione todo. Un país cambia cuando sus ciudadanos dejan de creer en cuentos y puras pendejadas. P.D Leer no te saca de Guatemala, pero te da la lucidez para no vivir como si estuvieras atrapado en ella.

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Guatemala: la tragicomedia de madrugar y sobrevivir

Dicen que madrugar es de sabios, pero en Guatemala madrugar es simplemente empezar más temprano la tragicomedia nacional. Caminás por las calles y lo primero que notás no es el sol naciente, sino la montaña de basura que parece haberse reproducido por obra y gracia del Espíritu Santo. Y no, no fue un basurero municipal el que reventó: es la cultura de "que lo recoja otro". La indiferencia empieza desde ahí, desde la cáscara de banano tirada al suelo hasta el ministro que se roba medio presupuesto como si estuviera recogiendo monedas en la calle. La gente también tiene lo suyo. Cada quien en su mundo, peleando por meterse primero en el Transmetro, insultando al prójimo desde el carro, o simplemente empujando como si de eso dependiera ganar la Champions. La empatía brilla por su ausencia, y si aparece, debe ser porque alguien la vendió al mejor postor. Y de los políticos… ni hablar. Los "mierdatarios", esos genios del parasitismo tropical, viven del país como garrapatas de perro callejero. Siempre con discursos reciclados, promesas nuevas de carreteras que nunca se construyen y aeropuertos que parecen más terminal de bus que puerta al mundo. El nivel de podredumbre es tan alto que uno ya no sabe si reír o llorar, así que optamos por la comedia: reírnos para no morirnos de cólera. Por fin conseguí trabajo, pero más que empleo parece condena. A veces pienso que el término "negrear" tiene más actualidad que nunca: trabajar como mula para apenas sobrevivir. Claro, siempre con la sonrisa hipócrita de "todo va bien", mientras los jefes celebran su enésima reunión improductiva con café gratis y aire acondicionado. Al final, trabajar o no trabajar parece lo mismo: una vida sin rumbo claro, donde la única constante es el caos. Y entonces, ¿qué queda? Pues como diría Miguel Angel Asturias: “En Guatemala solo borracho se puede vivir”. Porque es la única manera de anestesiar la mente frente al tráfico eterno, la corrupción hereditaria y la eterna sensación de que aquí el futuro no existe. Huir parece opción, aunque en el extranjero te vean como exótico souvenir chapín con historias de volcanes y marimbas, mientras uno carga la nostalgia del caos que al mismo tiempo se odia y se extraña. Al final, Guatemala es eso: un stand-up de la vida diaria, una tragicomedia donde el público se ríe, pero los actores lloran por dentro. PD: Y si a alguien no le gusta lo que digo… pues me pela la verga.

sábado, 6 de septiembre de 2025

Guatemala: Realismo mágico sin la magia

Seamos honestos: en Guatemala no hay nada que celebrar. Estamos hundidos en corrupción, ignorancia y, lo peor, en la costumbre de creernos los más “vivos” mientras en realidad seguimos estancados. Aquí nadie ayuda, y si no ayudan, por lo menos que no estorben… pero hasta eso cuesta. Los males de este país tienen una raíz: creer en las mentiras. Y vaya que nos encanta. Llevamos más de cincuenta años sin ganarle a El Salvador en fútbol, y aún así nos creemos potencia mundial. ¿En serio? Si nuestra Selección Nacional fuera un negocio, ya estaría en bancarrota. Pero aquí seguimos, vendiendo humo y camisolas, celebrando empates como si fueran medallas olímpicas. Ahora comparemos: mientras en El Salvador ya tienen estadios decentes, seguridad y hasta Bitcoin, aquí seguimos atrapados entre políticos de caricatura que roban con descaro, pero juran servir a la patria. Lo triste es que cada elección parece casting para un circo de terror: payasos, reptiles, clones, todos prometiendo “cambio”. Y al final el único cambio es el que te queda en la bolsa después de pagar la gasolina más cara de Centroamérica. Infraestructura… ¿qué es eso? No tenemos carreteras decentes, un aeropuerto digno o un sistema de salud que funcione. Pero ojo: sí tenemos miles de vallas políticas, estatuas de próceres que nadie recuerda, y una burocracia que hace parecer que estamos en un episodio perdido de Men in Black lleno de monstruos idiotas. Lo único que nos mantiene en el mapa mundial es el turismo. Y no porque seamos famosos, sino porque nuestros volcanes, lagos y paisajes hacen todo el trabajo de mercadeo. Nosotros, como país, no somos nada fuera de Centroamérica. Nadie nos conoce. Nadie sabe dónde queda Guatemala en el mapa, salvo que tengas que explicar: “Mirá, al lado de México, abajo de Belice, antes de Honduras”. Pero tranquilos, que siempre habrá quienes me llamen vende patria por decir esto. La realidad, sin filtros, es que no tenemos ni el tamaño ni la habilidad para ser potencia en nada. Ni en fútbol, ni en política, ni en infraestructura. Al final estamos condenados a vivir en este episodio de Star Wars, no como jedis ni héroes, sino como extras en un mercado intergaláctico lleno de personajes absurdos y mediocres. PD: Mientras nosotros seguimos celebrando goles imaginarios y promesas vacías, El Salvador está mejor que nunca. Y eso, aunque duela, es la verdadera radiografía de lo que somos.

Bienvenidos a GuateMala: donde el futuro es un mito y el presente un chiste

Guatemala, tierra de volcanes, paisajes hermosos y un clima que parece diseñado por Dios... para compensar todo lo demás. Porque, seamos honestos, aquí no hay nada que celebrar. Ni política, ni fútbol, ni infraestructura, ni sentido común. Estamos sumidos en una mezcla tóxica de corrupción, ignorancia y una fe ciega en mentiras que ya ni los niños creen. ¿La selección nacional? Llevamos más de medio siglo sin ganarle a El Salvador, y aún así nos creemos superiores. Es como si un caracol se burlara de una tortuga por ser lenta. Cada vez que jugamos, parece que los jugadores están más preocupados por no despeinarse que por meter goles. Y si comparamos el nivel de nuestros políticos con el de la selección… bueno, ahí sí que estamos en empate técnico: ambos son expertos en perder. La política nacional es como un episodio de Men in Black, pero sin los trajes elegantes. Solo hay monstruos disfrazados de funcionarios, alienígenas con trajes baratos y decisiones que parecen sacadas de una película de terror. ¿Carreteras? Son más bien pistas de obstáculos. ¿Aeropuertos? Más bien terminales del siglo pasado con WiFi que funciona como la selección: lento y sin resultados. ¿Salud? Si no te enfermas en el hospital, ya es ganancia. Y no, no somos conocidos en el mundo. Fuera de Centroamérica, Guatemala suena más a nombre de volcán que de país. Lo único que nos salva del anonimato es el turismo, porque los extranjeros vienen a ver los paisajes, no a entender nuestra política ni a ver partidos de fútbol donde el balón parece tener más talento que los jugadores. Vivimos en una realidad alterada, donde el patriotismo se confunde con negación. Decir la verdad aquí es casi un acto de traición. Pero alguien tiene que hacerlo. No tenemos el tamaño ni la habilidad para competir en fútbol, ni la voluntad para arreglar lo básico. Y si no vas a ayudar, al menos no estorbes. Porque ya bastante tenemos con los que sí estorban y encima cobran por hacerlo. Postdata para reflexionar: No se trata de odiar a Guatemala, sino de quererla lo suficiente como para dejar de mentirnos. El primer paso para salir del hoyo es aceptar que estamos en uno. Y sí, después de leer esto me dirán vende patria… pero al menos no vendo humo.

lunes, 11 de agosto de 2025

Cuando Guatemala deja de pensar por vos

En Guatemala, limitar el pensamiento ya es deporte nacional En plena era digital y con el café chapín corriendo por las venas desde el amanecer, parece que acá hemos inventado una nueva forma de discriminación: impedir que la gente piense. Pero ojo, no es una restricción burocrática al puro estilo “no podés pensar”, sino ese silencio sofisticado que nos hace asentir sin chistar—como si hablar fuera pecado. Imaginate el escenario: el vecino comparte un meme o una frase en redes, las botas tac-tac tac hipótesis por ahí, y a nadie se le ocurre cuestionar nada. Porque en serio, ¿pa’ qué pensar si ya hay alguien con más followers que vos diciendo la “verdad”? Acá se pone de moda el “pensamiento en piloto automático”, esa rutina donde opinar ya no es un acto voluntario; es casi obligatorio que el discurso fluya por el carril acostumbrado. Por ejemplo, decís algo medio diferente—como si Guatemala mereciera un cambio de verdad— y zaaas: “¿qué ganas vos con eso?” Te etiquetan de “revoltoso”, "resentido" o “idealista”. Otro te dice “ya te van agarrar un Tsunami, calmate”. Y ahí entendés que mejor ni abrir la boca, porque pensar distinto equivale a tirarte del chiste. Esto de limitar el pensamiento tiene su encanto: nos uniforma, nos hace parte del mismo chiste colectivo. Pero también nos amordaza, nos frena. En un país donde se presume que somos gente viva y conversadora, acabamos en versión guatemalteca del síndrome de la amapola alta: si sobresalís, te tumban. Y si das ideas nuevas… calladito mejor. ¿Y quién lo hace? No es alguien en particular, sino una cultura entera que valora el “seguimos lo de siempre” sobre “hey, chequéalo primero, quizá tenga sentido”. Censura no es prohibir palabras, es un adormecedor social que nos dice “pensar afuera de la caja no va a cambiar nada”. P.D.: Quizá la única forma de revertir esto sea con sarcasmo, memes incómodos, y dos o tres preguntas que incomoden tanto que la gente ya no pueda dormir… y empiece a pensar. Y si no, aguántate, porque el mayor acto de rebeldía en nuestro país puede ser simplemente...pensar distinto!

miércoles, 6 de agosto de 2025

¿Cómo diablos viviría Charles Bukowski en Guatemala?

Seguramente con una botella de Quetzateca en una mano, un cigarro encendido en la otra y una risa entre dientes al ver el caos urbano. "Encuentra lo que amas y deja que te mate", escribió Bukowski. Y vaya que en Guatemala, uno encuentra lo que ama, pero también encuentra tráfico, corrupción, impuestos absurdos, y un sistema que le hace el amor, pero sin besos. Charles Bukowski no era un tipo optimista, pero sí era brutalmente honesto. Y aquí, esa brutalidad honesta sería como una bofetada constante al status quo. Bukowski caminaría por las aceras rotas de la zona 1, observando con desprecio al político de turno en la portada del diario, mientras piensa que el verdadero poeta sobrevive en los márgenes, no en los cargos públicos ni en los salones con aire acondicionado. En Guatemala, como bien se sabe, sobrevive el más listo. Pero no el más sabio, sino el más astuto para evadir impuestos, colarse en la cola, y conseguir una plaza "fantasma" con padrino incluido. Aquí, como diría Bukowski, "el problema con el mundo es que las personas inteligentes están llenas de dudas, mientras que las estúpidas están llenas de confianza". ¡Pum! Qué bien encaja eso con la realidad nacional. Somos un país de gente linda, paisajes increíbles, y comida que cura cualquier tristeza. Pero también somos un país donde la burocracia te traga vivo, donde el tráfico es una guerra silenciosa, y donde los que hacen las cosas bien terminan desempleados, endeudados o deprimidos. Como Bukowski, muchos sienten que han vivido vidas paralelas: la que soñaron y la que pudieron sobrevivir. Y sí, "el alma libre es rara, pero la reconoces cuando la ves". Aquí hay muchas almas libres, atrapadas entre deudas, frustraciones, y la eterna promesa de que "mañana todo cambiará". Pero el mañana nunca llega. Así que aquí estoy, como tantos otros, escribiendo, sobreviviendo, con más ganas de escapar que de quedarme. Porque en este país, valés más muerto que vivo, al menos así dejás de ser una carga para el sistema. Y lo irónico de todo esto es que... sigo sin trabajo, sin oportunidades, en un país donde el talento es ignorado y la mediocridad premiada. Como diría el viejo Bukowski: "La diferencia entre una democracia y una dictadura es que en la democracia puedes votar antes de obedecer órdenes".

lunes, 4 de agosto de 2025

Jefecitos, Call Centers y Otras Tragedias Chapinas...

Recién cumplí 50 años y, aunque esperaba una etapa más estable y respetada, resulta que estoy más desempleado que nunca. No soy "Hommie", no soy deportado, y tampoco estoy metido en líos, pero pareciera que eso es lo que más valoran hoy en los procesos de reclutamiento. ¡Qué irónico! Si tenés experiencia, te dicen que estás "sobrecalificado"; si no la tenés, sos "poco competitivo". Al final, parece que solo buscan a alguien que no les opaque la mediocridad. Veamos el caso de la Universidad Rafael Landívar. Uno pensaría que en un lugar de formación académica habría más inteligencia emocional y respeto. ¡Pero no! Hay jefes que creen que tener un cargo es igual a tener licencia para amargarle la vida a los demás. Y si hablamos de los call centers como Transactel, donde estuve cuatro años dando todo, capacitándome, cubriendo turnos, manejando métricas imposibles, y al final... ¡una indemnización de Q2500!(miserable). O sea, ¿me dieron un aplauso o me tiraron monedas? Casi que esperaba que me dijeran: "Gracias por todo, aquí está su souvenir de la explotación laboral". Pero lo más triste (o ridículo) es que en este país hacer bien tu trabajo no te garantiza nada. Si lo hacés bien, te tachan de amenazante. Si lo hacés mal, te premian con una fiesta, piñata y pastel. En serio, estamos en un mundo de cabeza donde lo lógico es castigado y lo absurdo es celebrado. Me he topado con gerentes que en lugar de liderar, desmoralizan. Con supervisores que se jactan de su autoridad mientras no pueden ni redactar un correo coherente. Y con colegas que sobreviven chupando medias, porque es más rentable eso que aprender a hacer bien una presentación en PowerPoint. Pero aquí seguimos, con la cabeza en alto y la dignidad intacta. Porque aunque el mundo esté de cabeza, todavía hay quienes creemos que la ética, la responsabilidad y la empatía no son valores en extinción. PD: No somos árboles. Podemos movernos. Y si hay que mandar todo al carajo con estilo... pues se hace, pero con dignidad y una sonrisa sarcástica en la cara.

lunes, 28 de julio de 2025

Cincuenta Vueltas al Sol: Crónica de un Chapín con Ganas de Gozar

A cinco días de cumplir medio siglo, escribo esta crónica con la certeza de que la vida, aunque a ratos cansa, también se celebra. Cumplir 50 en Guatemala no es cualquier cosa: es como ganarse un premio por sobrevivencia entre baches, gobiernos ladrones, comida deliciosa, y una sobrepoblación que parece torneo de TikTok sin fin. Pero aquí estoy. Vivo, con canas bien ganadas, historias acumuladas, y una chela oscura en la mano. No tengo hijos, y para ser honesto, no me hacen falta. En lugar de eso, tengo lomitos-Pets: tres adorables bestias de cuatro patas que me dan amor, pelos en la ropa y una razón diaria para reír (dame un grrr). Porque si de cuidar se trata, prefiero que me despierten los lengütazos de mis perros que los gritos de un adolescente problemas hormonales. Respeto a quienes eligen la crianza humana, pero lo mío es la crianza canina y la libertad. He vivido estos años en un país tan hermoso como descabellado. Guatemala: la tierra del quetzal, los volcanes activos, las tortillas con sal y los congresistas sinvergüenzas. Hemos pasado de los cassettes al Spotify, de las guerrillas a los reels, y de las marchas por la paz a las marchas por likes. Y aunque la historia parece repetirse más que novela de canal nacional, uno sigue aquí, echándole ganas, porque la vida es para eso. He perdido amistades, he ganado otras, algunas han cambiado tanto que ya no nos reconocemos. Y a veces me doy cuenta de que crecer también es aprender a despedirse, a soltar, a dejar de responder el “¿cuándo nos vemos?” con una mentira piadosa. Porque la verdad es que, a estas alturas, uno solo quiere paz, buena comida, buen trago y menos drama. Y no, no planeo durarles mucho. Pero mientras esté aquí, pienso vivir sabroso. Bailar en chanclas, beber buena cerveza, reírme hasta que me duela la panza y si se puede, dejar una que otra frase inolvidable, aunque sea en un posavasos de bar. La vida es breve, como los gobiernos honestos, así que a gozar se ha dicho. Y sí, a veces me pregunto si todo esto vale la pena. Pero luego veo un amanecer desde un volcán, o escucho a mis perritos roncar después de jugar, y me doy cuenta de que sí. Que cada broma, cada trago, cada amor, cada cicatriz... valen. Porque si a los 50 no celebrás, entonces ¿cuándo? Post Data: Si llegaste hasta aquí, te invito a brindar por la vida, por los que están y los que ya no, por lo que fue y lo que vendrá. Y si me ves por ahí celebrando, no me digás "feliz cumpleaños"... decime: "¡Salud por seguir jodiendo, viejo legendario!"

viernes, 4 de julio de 2025

Gritamos más los goles que la corrupción (y sí, sobrevivimos... pero con cara de meme triste)

En Guatemala, se grita más un gol que un acto de corrupción. Lo comprobé la semana pasada cuando la selección nacional, esa misma que ha sido víctima de más rechazos que una cita de Tinder mal editada, metió un gol al minuto 87. Hubo pirotecnia, gente abrazándose como si hubiera nacido el hijo pródigo, y uno que otro llorando con la camiseta puesta y el corazón lleno de ilusión... ilusos. Mientras tanto, el mismo día, 200 empleados fuimos despedidos por la empresa donde trabajábamos. ¿Hubo lágrimas? Sí. ¿Abrazos? Algunos, entre los que todavía creían que iban a recibir su finiquito completo. ¿Marchas? No. ¿Noticias en prime time? Tampoco. Porque en este país, perder el empleo es casi como quitarle una cáscara a un banano: parte del desayuno. Y claro, cuando te quedás sin trabajo, lo primero que escuchás es: “¿Y por qué no entrás a un call center?” Como si eso fuera la solución mágica al desempleo. Señores: ¡los call centers ya no son lo que eran hace 20 años! Hoy, hablar inglés es un lujo que no alcanza ni para pagar Netflix compartido. Te explotan, te pagan con lo justo, y encima quieren que sonrías como recepcionista de clínica dental. ¿Y tu familia? En lugar de apoyo, muchos solo aportan envidia disfrazada de consejos. “Si hubieras estudiado otra cosa…” “Con ese carácter quién te va a contratar…” Y uno solo respira hondo, se traga el orgullo y sigue, porque en Guatemala, más que vivir, uno sobrevive con sonrisa de catálogo y paciencia de santo en procesión. Eso sí, hay que tener cuidado: hay narcos en cada esquina, y eso ya es más normal que ver mototaxis sin placas. A algunos los mantiene el polvo blanco, a otros la pobreza digna, y al resto… el pisto ajeno. Y mientras tanto, las chamuscas siguen. ¡Cómo nos gusta una buena patada en la espinilla mientras gritamos por una selección que nunca va a un Mundial, pero sí a todos los bolos de la zona! Los únicos beneficiados: los dueños del canal y la empresa de cerveza nacional. Salud. Y ni hablar de las siglas que parecen sopa de letras: LGT…Q…+, que al final ni elles saben qué quieren o dónde van. Yo solo sé que quiero una mujer con ovarios, cabeza y autoestima, no alguien que se vista según el algoritmo de TikTok. Pero aquí estamos. Navegando con bandera de pendejo, riéndonos de nuestros problemas porque llorar no deja propina. Vivir en Guatemala no es un privilegio; es una prueba de resistencia emocional. Y aun así, aquí seguimos: con el alma desgastada, el hígado entrenado y una sonrisa hipócrita para sobrevivir al próximo día. Postdata: Si algún día el desempleo se transmitiera por televisión, seguro tendría menos rating que un debate político. Pero mientras tanto, a seguir fingiendo que estamos bien… y esperando que algún día nos toque gritar algo más que un gol.

jueves, 26 de junio de 2025

Guatemala: Cicatrices, indiferencia y discursos mudos

Desde que tenía seis años, una bomba guerrillera estalló cerca de mi casa en zona 15 Cuidad de Guatemala. Yo era un niño aterrorizado y, aunque a nadie más parecía importarle, esa explosión marcó mi vida. En un país donde nacer o morir a esa edad no detiene el reloj, aprendí que la indiferencia es el principal enemigo. Durante esa década oscura, el Ejército Guerrillero de los Pobres y otras facciones fueron actores directos de terror, como el bombazo del 5 de septiembre de 1980 frente al Palacio Nacional que mató a seis adultos y un menor, o el uso de artefactos en zonas civiles. Pero al otro lado, los gobiernos militares respondieron con igual brutalidad, desapareciendo a sindicalistas, campesinos e indígenas. Bajo Lucas García, por ejemplo, se documentaron secuestros masivos de sindicalistas en 1981, arrasando estructuras de defensa de trabajadores . En medio de esa realidad, surgió Aquí el Mundo, un noticiero que durante años fue el único altavoz que confrontó a las urnas y las armas. Fundado en 1976 por Mario David García Velásquez, su equipo fue blanco del fuego: un atentado en marzo de 1981 obligó al cierre temporal tras recibir disparos y granadas en su residencia. Era uno de los pocos medios que valientemente criticaba los abusos del poder, incluso bajo gobiernos represores. Hoy, decenas de años después, las mismas dinámicas persisten. Muchos de aquellos sindicalistas que surgieron después del conflicto parecen más aferrados a privilegios que a la defensa genuina de los trabajadores. El sindicalismo guatemalteco, en algunos casos, se convirtió en una burocracia indefinida que no resiste, no grita y, sobre todo, no suma. La sociedad que yo conozco, mi entorno, está lleno de hipócritas: vecinos que se escandalizan online, pero nunca levantan un dedo. El dolor del pasado no es un poema: es una enfermedad que se transmite por omisión. Envejecer aquí no es vivir con dignidad: es sobrevivir sin caer en el total abandono. A eso se suma el silencio de medios como los actuales grandes canales, que prefieren el reality antes que recordar quiénes fueron los responsables de masacres o cuándo Aquí el Mundo decidió tapar esa herida para guardar su vida. Mientras tanto, pasan los años y seguimos ignorando la historia. Un país que no enseña lo peor, repite lo peor. Un país donde la indiferencia del presente mata más que la guerrilla o el ejército. Y el mensaje es simple: combatamos el olvido, defendamos los derechos con valentía, y dejemos de ser espectadores de nuestra propia tragedia.
Post data Si ves un noticiero que habla, escúchalo. Si ves un sindicato que calla, desconfía. Y si pasas frente a una placa o memoria, no ignores ese dolor: pertenece también al silencio de un país.

miércoles, 25 de junio de 2025

Etiqueta entre sábanas: buenos modales, malas posturas (y viceversa)

Desde que somos niños, nuestras madres se esmeran en enseñarnos a no eructar en la mesa, a saludar con respeto, a decir “gracias” y a no comer con la boca abierta. Y mientras todo eso se valora en una cena formal, hay un espacio íntimo, cotidiano y profundamente humano donde la etiqueta brilla por su ausencia: la cama. Sí, señoras y señores, es 2025 y seguimos sin un manual universal de comportamiento entre las sábanas. Porque, para ser honestos, hay más modales en una entrevista de trabajo que en muchas camas compartidas. Y eso que el “puesto” al que uno aplica en la cama es mucho más exigente. La buena educación debería tener continuidad incluso cuando uno se despoja de la ropa. Pero pareciera que hay quien se quita la camisa y con ella se arranca el tacto, la consideración y hasta el uso básico del lenguaje humano. No es lo mismo decir "¿te gusta así?" que soltar un “¡te voy a dar como cajón que no cierra!” en pleno acto. Y ojo, no todo es poesía, pero tampoco todo es TikTok y frases de reguetón. Preámbulo: pelambres, expectativas y consentimiento El protocolo moderno inicia con una conversación clara, idealmente sin emojis. El famoso “¿tenés ganas?” no es solo coquetería, es respeto. La higiene sigue siendo un punto no negociable: la ducha no es opcional, y una tijerita en las zonas nobles no hace daño. La naturaleza es linda… pero no entrepiernal. En 2025, el consentimiento no es un detalle, es el centro del guion. Y eso aplica también para juguetes, grabaciones y experiencias 4D con luces LED que hoy se venden por internet. Si no hay un “sí”, cualquier cosa tecnológica o creativa puede pasar de sexy a delito. Durante: sonidos, posiciones y la maldita multitarea Muchos creen que la cama es un set de filmación para una saga triple X, pero a veces menos es más. Gritos, súplicas fingidas y jadeos estilo ópera no hacen al amante ideal. Y por amor a San Valentín: ¡no hables de tu ex mientras estás en plena acción! Si alguien se atreve a decir “esto no lo hacía con mi ex”, que se prepare para dormir abrazado a su soledad. Sobre las posiciones: ya está bien de pensar que el Kamasutra es solo un catálogo acrobático. Se trata de comunicación, conexión y ergonomía (¡tu espalda no es de goma!). Si después de cada encuentro parecés haber jugado un partido completo sin cambio, quizá sea hora de volver al “misionero honesto”. La tecnología, omnipresente en nuestras vidas, también se ha colado en la cama. Pero atención: no se vale mirar el Apple Watch en medio de un oral, ni poner pausa para ver cuántos likes tiene tu selfie en bata. En la cama, atención completa o abstención voluntaria. Después: ¿te vas, me voy, nos vamos? No hay nada más incómodo que ese momento post. Ahí donde el silencio pesa más que una cobija mojada. El "¿te vas a quedar a dormir?" puede sonar a invitación o amenaza, según cómo se diga. Si se quiere que el otro se vaya, basta con sutilezas como: “¡uy, qué tarde! Tengo yoga a las 5 AM” o “va a venir mi roomie que odia ver gente en pijama ajena”. Y si te vas, ¡sé digno! No robes medias ni pidas desayuno si no fuiste menú completo. Detalles modernos para un protocolo urgente: No tomes fotos sin permiso. Ni con filtro perruno. No critiques cuerpos ajenos; si llegaste hasta ahí, agradecé y aportá. No uses condones vencidos del 2019 que aún tenés en la billetera. No finjas orgasmos como quien firma asistencia al trabajo. Y no, “lo hice por la vibra” no es excusa para desaparecer sin decir nada. La cama, esa arena de placeres, risas, sueños y a veces ronquidos, merece más educación que la cena de gala del presidente. Porque ahí, entre sábanas, también se construyen relaciones humanas. Y si no aprendemos a convivir bien en ese espacio, no hay postura que lo salve. Post data: Querido lector, si llegaste hasta aquí, y aún creés que los modales solo importan cuando hay cubiertos de por medio, recordá esto: no se necesita una corbata para ser elegante, a veces basta con saber cuándo decir "¿te sentís cómoda?" o simplemente "gracias por esta noche". Y por cierto… si alguien te dice que no usa condón porque “le aprieta”, tenés todo el derecho de responder: “pues qué flojera… tanto tú como el látex”.

lunes, 23 de junio de 2025

Las Aventuras de Ana y Pash: Las Hormigas de Xela

En un rincón verde y fresco de Xela, Quetzaltenango, donde el aire huele a café recién molido y las montañas abrazan la ciudad, vivían dos hormigas muy especiales: Ana y Pash. No eran hormigas comunes. Ellas no solo trabajaban duro, también sabían cómo celebrar la vida. Se conocieron por casualidad, en uno de esos días donde todo parece rutinario. Pero desde el primer cruce de antenas, supieron que estaban destinadas a ser grandes amigas. Decidieron vivir juntas en una pequeña cabaña escondida entre las hojas de un roble, y ahí comenzó su increíble historia. La cabaña pronto se convirtió en un hogar lleno de alegría, donde no solo se compartía trabajo, sino también carcajadas, sueños y, por supuesto, ¡fiestas inolvidables! Amaban beber néctar de las flores más dulces, bailar hasta que las estrellas se escondieran, y viajar por senderos desconocidos buscando nuevas aventuras. Ana y Pash no tardaron en llenar la cabaña de más amigos. Cada hormiga que conocían se quedaba por el calor y la locura del lugar. Era un espacio donde todos podían ser ellos mismos, pero también donde aprendieron a convivir, a respetar las diferencias y a apoyarse cuando las cosas no iban bien. Un día decidieron salir de Xela y lanzarse al mundo. Primero viajaron hasta Honduras, donde conocieron otras colonias, aprendieron nuevas formas de trabajar y hasta probaron otros sabores de néctar. Después recorrieron los caminos hasta llegar a la Ciudad de Guatemala, dejando siempre una huella imborrable con sus bromas, su entrega y su manera única de ver la vida. Aunque nunca dejaron de ser fiesteras, siempre fueron hormigas muy trabajadoras. Sabían que el equilibrio entre el disfrute y la responsabilidad era la clave para seguir adelante. Los años pasaron, pero Ana y Pash siguen viviendo y sobreviviendo, con más aventuras por contar, más amigos por conocer y más lecciones por aprender. Porque al final, entendieron que la vida no se trata solo de llegar lejos, sino de quién camina a tu lado en el viaje.

viernes, 13 de junio de 2025

¡Feliz cumpleaños, el gran Dr. Mario David García Velásquez!

Hoy celebro al hombre que me enseñó que en esta vida uno camina con la frente en alto, aunque el país en el que nacimos nos viva pateando las canillas. Guatemala, esa tierra que tantas veces le dio la espalda a sus hijos más honestos, a vos te la jugó más de una vez. Pero mirate vos, siempre de pie, siempre con humor, con elegancia, con ese estilo tuyo de responderle a la vida con una sonrisa y, cuando hace falta, con un diplomático jalón de orejas…Otro año más celebrándote, y aunque este país llamado Guatemala te haya dado la espalda más veces de las que podemos contar, vos siempre seguiste caminando de frente, con estilo, con elegancia y, sobre todo, con ese humor tan fino que te ha salvado de muchas y nos ha hecho reír a todos. Este país no siempre supo reconocer a los buenos. A vos te tocó abrirte paso en un lugar donde los más vivos se cuelan, donde los que deberían servir se sirven solos, y donde los que más prometen, solo prometen tragos en la próxima reunión. Pero vos nunca te quedaste de brazos cruzados. Siempre dijiste las cosas de frente, con la pluma, con la palabra, con la mirada que ya decía "aquí estoy, no me vendo, no me doblo". Hoy quiero decirte, Tata, que si este fuera el último cumpleaños (que espero que no lo sea, porque todavía te falta mucha historia por contar y muchas risas por regalar), quiero que sepás que te quiero con todo mi corazón. No importa cuántas veces el país haya sido ingrato, yo sí te aplaudo, yo sí te agradezco, y yo sí reconozco al hombre que me enseñó a decir las cosas claras, a pelear sin perder la sonrisa, y a saber que en la vida uno tiene que saber cuándo hablar… y cuándo, con mucha diplomacia, tocarle el culo al sistema para que despierte. Sos un viejo de esos que no se repiten, de los que ya casi no hay. Y yo, con todo lo que soy y todo lo que aprendí de vos, te abrazo en este día como el Tata más grande, más chistoso, más sabio y más jodón que conozco. ¡Feliz cumpleaños, Tata! Que vengan más mañanas, más historias y más carcajadas. Gracias por ser mi Tata, por enseñarme a no tomarme todo tan en serio, y por recordarme y que sigamos tocándole el culo a la vida, siempre, con respeto pero siempre con diplomacia y una gran sonrisa. ¡Feliz vuelta al sol, viejo querido! ¡Que sean muchas más!

lunes, 9 de junio de 2025

A 73 Años de Tu Luz

Hoy, mamá, hubieras cumplido 73 años. Y aunque el calendario insiste en avanzar, este día se detiene en el alma. No hay pastel, pero sí recuerdos. No hay abrazos físicos, pero sí una presencia que se hace infinita en los pequeños detalles: en el olor del café por la mañana, en una canción que escuchabas sin darte cuenta, en las palabras que aún repetimos sin saber que eran tuyas. El tiempo no ha sabido llenar el espacio que dejaste. Se acomoda a tu ausencia como puede, sin lograr acostumbrarse del todo. Los momentos contigo —los cotidianos, los simples, los esenciales— siguen latiendo en la memoria con la intensidad de lo que no se olvida. ¿Cómo se mide lo que falta cuando era todo? Hoy también celebramos, sí. Celebramos haber tenido tu amor, tu guía, tu mirada tierna incluso en los días difíciles. Celebramos seguir vivos, sobreviviendo a este mundo que no se detiene, aunque a veces quisiéramos que lo hiciera. Cada día que amanece sin ti es también una pequeña victoria: seguimos adelante, con las grietas visibles pero con la voluntad intacta. Te nombramos en silencio. Te recordamos en las decisiones. Te sentimos en los gestos que sin darnos cuenta heredamos. La vida sigue, mamá. No siempre como quisiéramos, pero seguimos. Y en cada paso, en cada intento, hay algo de ti. Gracias por el tiempo que estuviste. Por lo que diste. Por lo que dejaste sembrado. Hoy no hay velas encendidas sobre un pastel, pero sí una llama que no se apaga en el corazón de quienes te amamos. P.D.: Si hay un lugar donde los cumpleaños se celebran con el alma, que te llegue este abrazo. Porque aunque ya no estés aquí, este día sigue siendo tuyo. Siempre.

viernes, 6 de junio de 2025

More Couches Than Waves: Hosting the World in My Living Room

While many people use Couchsurfing to travel the world, my journey has been the other way around—I’ve hosted more travelers than couches I’ve surfed, and it’s been the most rewarding adventure imaginable. Opening my home in Guatemala City (and sometimes elsewhere!) has brought the world to me in the form of stories, meals, music, and late-night heart-to-hearts. Each guest arrives with a different rhythm, a new perspective, and often a surprising synchronicity with something I didn’t even know I needed to learn. I’ve hosted musicians from the Andes, solo travelers chasing volcanoes, artists painting the soul of Latin America, and nomads with nothing but a backpack and an open heart. In return, I’ve received more than I could count—kindness, laughter, friendship, and even some impromptu dance lessons. Couchsurfing, for me, is less about free accommodation and more about spontaneous connection. I may not have surfed that many couches (yet!), but through hosting, I’ve had the privilege of traveling without moving—seeing the world through countless eyes, stories, and shared meals. To anyone considering hosting more than surfing: do it. Your home will never feel the same again—in the best possible way.

martes, 3 de junio de 2025

La dolce vita

Desde 1985, Guatemala ha vivido bajo la sombra de una democracia secuestrada por una casta política que no gobierna, no construye, no sirve, sino que parasita. Mientras la mayoría de los chapines luchamos por sobrevivir día a día, pagando impuestos, sorteando el desempleo, la inseguridad y el alza constante en el costo de vida, nuestros gobernantes viven en una burbuja llamada "la bella vita", financiada por nosotros. Los hemos visto desfilar por décadas: presidentes, vicepresidentes, ministros, diputados, alcaldes, burócratas de alto rango, asesores "fantasma" y una legión de "trabajadores públicos" que se acomodan con sueldos obscenos, viáticos, vehículos del Estado y plazas fantasmas. Y lo que duele más: todo pagado con el sudor de un pueblo que no ve retorno alguno de esa inversión forzada. En un país donde millones no tienen acceso a salud, educación digna ni servicios básicos, la cúpula política vive como si estuviera en un resort permanente. Se embriagan de poder y de licor, viajan al extranjero a "representarnos" mientras en sus maletas solo cargan cinismo. No trabajan, no resuelven, no legislan para mejorar vidas. Su única vocación es perpetuar su estancia en el festín del erario público. Son tantos los nombres que la lista se vuelve nauseabunda. Cada nuevo gobierno viene con la promesa del cambio, y cada uno termina igual o peor que el anterior. Cambian los rostros, pero la miseria se mantiene. Dicen que nos representan, pero solo representan sus propios intereses. Hacen del país un burdel político, donde todo se negocia, todo se vende, y nada se construye. Un verdadero mercado de la desvergüenza. El Congreso, lejos de ser una casa del pueblo, se ha convertido en una cloaca de intereses personales. Las bancadas solo existen para robar en bloque. Los pactos oscuros se sellan tras bambalinas mientras nos distraen con shows mediáticos. No hay rendición de cuentas, no hay justicia, no hay consecuencia. Solo hay impunidad. Y nosotros, el pueblo, ya no deberíamos callar. Ya no deberíamos tolerar otro sexenio de inacción. No podemos seguir esperando que estos mierdatarios, estos burrocratas de lujo, cambien algo que no les conviene cambiar. Porque ellos sí viven bien. Ellos sí gozan de privilegios. Ellos sí se dan "la bella vita". Mientras tanto, el país se desangra. Los hospitales públicos están colapsados. Las escuelas se caen a pedazos. Los jóvenes migran en masa porque aquí no hay futuro. Los trabajadores no tienen garantías ni sueldos dignos. Las comunidades rurales siguen olvidadas, como si no existieran. Y todo eso, todo ese abandono, tiene una causa clara: el robo sistemático y descarado del Estado. La verdadera pandemia de Guatemala es la corrupción, la mediocridad y la indiferencia de sus gobernantes. Desde 1985 hasta hoy, han sido más de 30 años de saqueo. Una generación completa de políticos que aprendieron que la mejor forma de vivir sin trabajar es llegar al poder. Necesitamos despertar, organizarnos, exigir. No con likes, no con tuits, sino con acción, con presión social, con memoria. Que cada nombre que ha traicionado al país quede marcado. Que el pueblo no olvide. Que los próximos no crean que el saqueo es herencia. Porque Guatemala no merece seguir siendo la finca privada de unos cuantos sinvergüenzas. Merece líderes con vocación de servicio, no de lucro. Merece dignidad. Merece justicia. Merece otra historia. Y mientras eso no ocurra, seguiremos viendo cómo unos pocos viven la bella vita, mientras el resto sobrevive en el olvido.

miércoles, 28 de mayo de 2025

Guatemala: la jungla de los indiferentes, pendejos y ladrones....

Guatemala arde. No entre llamas visibles, sino en esa combustión lenta y silenciosa de un sistema podrido hasta los tuétanos. Un país atrapado entre discursos huecos y manos llenas —de billetes manchados, de pactos sucios, de traiciones históricas. Jimmy Morales lo dijo sin vergüenza: “la corrupción es parte de la cultura en Guatemala”. Sandra Torres lo confirmó: “es la riqueza del pueblo”. Y mientras ellos se llenan los bolsillos, nosotros miramos. A veces con rabia, a veces con resignación. La mayoría, en silencio. Somos el sapo dentro de la olla, acostumbrados al calor, a las burbujas, al vapor que ya quema y ni sentimos. La desidia nos envolvió el cerebro como una niebla espesa. La indignación fue reemplazada por memes, por chismes, por el “ni modo”. La realidad es esta: el sistema está podrido, y no hay jugador que no lo sepa. Se embarran porque es parte del juego, y lo aceptan como si no hubiera otra forma de existir. Los honestos no duran. Los idealistas desaparecen. Y el pueblo —nosotros— nos hemos vuelto espectadores de nuestra propia ruina. La democracia es un disfraz que se cae con cada elección. La justicia es una palabra que se esconde tras escritorios lujosos. Y la esperanza… esa, la matan lento, todos los días, con cada noticia, con cada sentencia comprada, con cada voto comprado con bolsas de comida o miedo. Somos una jungla de pendejos, como diría sin filtro la conciencia que a muchos les incomoda. Porque seguimos callando. Porque preferimos Netflix a las noticias. Porque es más cómodo no ver. Porque no queremos problemas. Porque ya nos da igual. Pero algún día, cuando el agua hierva de verdad, quizás ya sea tarde para saltar. Quizás ya no quede país que salvar. O quizás —solo quizás— alguien se atreva a gritar tan fuerte que nos despierte del letargo. Hasta entonces, la olla sigue al fuego. Y nosotros… seguimos sentados.

viernes, 23 de mayo de 2025

Guatemala: Paraíso con GPS dañado

Vivo en un país donde los volcanes vigilan, el clima es perfecto y el paisaje parece salido de un screensaver de Windows XP... pero aún así, estamos como el cangrejo: para atrás y arrastrados. Guatemala tiene todo: belleza natural, gente chispuda, talento hasta para doblar la rodilla con estilo. Pero nos gobiernan personajes sacados de una telenovela de horror, ladrones con corbata que no se cansan de robarnos hasta el buen humor. Educación vial: inexistente. Aquí aprendés a manejar como en Mario Kart, a punta de susto y claxonazos. Tráfico: una prueba espiritual diaria. Gobierno: una estafa colectiva.Ciudadanía: entre luchadores y zánganos.
Yo, humilde trabajador de jornada completa (y vida media loca), trato de hacer las cosas bien, de mantener la paz, pagar impuestos, ganarme el pan y hasta vender propiedad en mis ratos libres —porque uno ya no sabe si huir o invertir en su propia cueva urbana. Tengo opciones buenas, por cierto, full beneficios, ubicación divina… lo que falta es que llegue alguien con sentido común y deje de quererme estafar. Pero no falla: siempre aparece el colado, el que quiere pasarse de listo, el que viene a chupar energía como zancudo con licencia. ¿Y qué hago? ¿Me vuelvo el hijo de la gran puta que todos temen? ¿El Batman de la zona 1? A veces provoca. Porque en esta selva de pendejos, o te adaptás o te extinguen. Toca vivir tranquilo, pero sin dejar que te coman vivo. Salir de vez en cuando, buscar paz, respirar fondo… y si hay que mandarse a mudar, ni modo, pero con estilo. A lo guatemalteco: sin perder la sonrisa, pero con un ojo abierto. PD: Si usted está buscando casa o terreno donde esconder su cordura y aún tener señal, me escribe. Lo que ofrezco tiene más beneficios que la plaza de diputado promedio. Y sin necesidad de robarle a nadie.

lunes, 28 de abril de 2025

Todos quieren ser famosos, nadie quiere ser un desconocido.

¿Influencers o "vendedores de humo"? Una mirada chapina a la nueva era digital La cuenta de X (Twitter) de El Club del Arte nos dejó pensando hoy con su publicación: “El problema de los influencers de hoy… Parece que tiene razón.” En menos de un minuto, el video resumió un sentimiento que muchos compartimos pero pocos decimos en voz alta: los influencers ya no influyen, ahora solo venden. Y no venden esperanza o inspiración... sino todo lo que el camión de marcas les tira encima. ¿Qué es eso de marketing de influencers? Para ponerlo en palabras sencillas, el marketing de influencers nació como la idea bonita de que alguien, como vos o como yo, recomendara algo porque genuinamente le gustaba. ¿Quién iba a decir que un like podría valer más que una valla en la Roosevelt? Según Wikipedia (ese primo de confianza para hacer tareas de último minuto), el marketing de influencers aprovecha la credibilidad y la conexión real que estas personas han formado con su audiencia. Todo bien… hasta que esa conexión se volvió un catálogo de ofertas. ¿De la autenticidad a la venta ambulante? Con el tiempo, muchos influencers se olvidaron de la abuelita que los vio crecer en redes y se casaron con el billete. Cada post parece patrocinado: un champú hoy, un banco mañana, y pasado mañana vendiéndote bitcoins como si fueran chuchitos. ¿El problema? Ya nadie sabe si te están contando un secreto de vida o solo te están pasando la factura. En Guatemala ya se siente: influencers que ayer recomendaban panes en la esquina hoy te ofrecen paneles solares de la NASA. ¡Púchica! El peligro de los "expertos de TikTok" Ahora, no solo venden productos, también venden consejos de vida. Los famosos finfluencers, criptobros y gymbros abundan: Te dicen cómo invertir tu salario mínimo en NFT's mágicos.Invertir tu salario mínimo en NFT's significa gastar todo tu sueldo en imágenes digitales que pueden perder su valor en cualquier momento. No es una buena idea si primero necesitás pagar comida, casa o transporte. ¡Primero la vida real, después el casino digital! Te recomiendan una rutina para sacar cuadritos en 3 días. Y hasta te prometen que vas a jubilarte a los 30... si compras su curso de Q499. ¿Currículum? ¿Estudios? ¿Experiencia? Nada, muchá, pero sí muchos filtros de Instagram. Según Radio Coruña, seguir consejos de gente sin preparación puede terminar no solo en malas decisiones financieras, sino también en el hospital… o endeudado hasta en la carnicería. ¿Cómo salvar esta relación tóxica? Influencers: Transparencia ante todo: si algo es patrocinado, díganlo sin pena. Autenticidad: no todo lo que brilla es auspicio. Responsabilidad: antes de andar recomendando inversiones o dietas locas, mejor recomienden chiles rellenos. Seguidores: Dudar es sano: antes de comprar lo que dicen, googleá, preguntá y desconfiá como cuando te ofrecen tamal el 15 de agosto. Cuidá tu billetera y tu sentido común. Conclusión: ¿influencers o influyentes? El mensaje de El Club del Arte nos recuerda que ser influencer no es venderse al mejor postor, sino cultivar la confianza. Y si esa confianza se pierde, no hay cupón de 20% de descuento que la recupere.

miércoles, 23 de abril de 2025

Guatemala: Devotos en Procesión, Hipócritas en Acción , cargamos Santos, pero nunca Valores

Un país ridículo, tan ridículo que termina siendo hipócrita. Así se resume el sentir de muchos tras el paso de la Semana Santa. ¿De qué nos sirvió tanta devoción, tanto incienso, tanto Jesús cargado en hombros, si al final no aplicamos ni un gramo de reflexión en nuestra vida diaria? Nos urge un cambio verdadero, pero seguimos envueltos en una dinámica de apariencias y egoísmo. Tengo vecinitos que se las llevan de prepotentes, como si fueran dueños del barrio. Esta semana tuve que sacar un carro que ni para chatarra servía, y curiosamente, EMETRA ni la Policía aparecieron. Se esfumaron como por arte de magia. Porque en Guatemala o te aguantás o actuás, pero lo cierto es que cada día estamos peor. Ya somos más de 19 millones de personas en este país. Crecemos en población, pero jamás como nación. La Ciudad de Guatemala está tan poblada que parece que cada centímetro cuadrado tiene dueño, pero todo sigue centralizado, como si el resto del país no existiera. Aquí se concentran la inseguridad, la violencia, el desempleo y el costo de vida más alto. Todo sube menos el ánimo. Los precios están por las nubes, y como buenos guatemaltecos, lo vemos, lo sufrimos, lo criticamos en redes, pero seguimos igual. Nos callamos, tragamos fuerte, y a seguir. Lo más alarmante no es la crisis económica ni la delincuencia, sino la indiferencia. Esa actitud de "a mí no me afecta" hasta que te toca, hasta que el caos te atropella. Tenemos políticos que se burlan en nuestra cara. Mierdatarios y burrocratas —porque ni para burócratas de verdad les alcanza— que ganan millones por no hacer absolutamente nada. No están capacitados, no tienen intención de servir, y aun así siguen siendo reelegidos por un pueblo que olvida demasiado rápido y exige muy poco. La Semana Santa debió ser un momento de introspección, pero quedó como una excusa más para descansar y presumir fotos en redes. Reflexionar sin actuar es como rezar sin fe: pura hipocresía. No se trata solo de religiosidad, se trata de humanidad, de respeto, de empatía, de exigir, de cambiar. ¿Para cuándo el cambio? ¿Hasta que todo colapse? Guatemala tiene potencial, tiene belleza, tiene historia. Pero mientras sigamos premiando la mediocridad, tolerando la injusticia y fingiendo que todo está bien, seguiremos cayendo al abismo. Y el fondo, aunque no lo creas, todavía no lo tocamos. PD: Que la próxima Semana Santa no sea solo para cargar imágenes, sino para aligerar la carga de un país cansado de tanto farsante y tanto inútil con salario dorado.

martes, 15 de abril de 2025

Tres Libros, Un Mismo Ladrido: Diagnóstico de Nuestra Realidad

En un mundo donde la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados, la inteligencia natural parece estar en franco retroceso. Tres obras literarias nos invitan a reflexionar sobre esta paradoja: El triunfo de la estupidez de Jano García, Elogio de la estupidez de Jean Paul y Historia de la estupidez humana de Paul Tabori. El triunfo de la estupidez – Jano García Jano García, en su obra El triunfo de la estupidez, argumenta que la ignorancia es más peligrosa que la maldad. Critica cómo las élites gubernamentales, medios de comunicación y grandes corporaciones han promovido la mediocridad, reemplazando la meritocracia y la justicia por la vulgaridad de la masa. Según García, esta exaltación de la mediocridad ha llevado a una sociedad envidiosa y fanática, orgullosa de su servidumbre voluntaria a políticos que explotan las limitaciones intelectuales de sus votantes.​ Elogio de la estupidez – Jean Paul Jean Paul, en Elogio de la estupidez, utiliza el humor y la ironía para presentar un monólogo de la estupidez. A través de este enfoque, ofrece un catálogo de tipologías humanas, permitiendo a cada lector identificarse con diferentes formas de estupidez. El autor destaca cómo la estupidez ha beneficiado a lo largo de los siglos a eruditos, ricos y poderosos, todos ellos embebidos del don del orgullo.​ Lecturalia Historia de la estupidez humana – Paul Tabori Paul Tabori, en Historia de la estupidez humana, realiza un recorrido por diferentes épocas y acontecimientos históricos para demostrar cómo la estupidez ha sido una constante en la evolución de nuestra especie. Desde las guerras y revoluciones hasta la política y la religión, Tabori muestra cómo la ignorancia y la falta de sentido común han sido responsables de muchos de los problemas que enfrentamos como sociedad. El autor argumenta que la estupidez no es simplemente la falta de inteligencia, sino una actitud hacia el conocimiento y la información.​ LaHistoria Reflexión final Estas obras nos invitan a reflexionar sobre cómo la estupidez, en sus diversas formas, ha influido y sigue influyendo en nuestra sociedad. Desde la exaltación de la mediocridad hasta la falta de sentido común en decisiones políticas, la estupidez humana parece ser una constante que afecta todos los niveles de la sociedad. Es esencial fomentar la educación y el pensamiento crítico para contrarrestar esta tendencia y promover una sociedad más consciente y reflexiva.​
P.D.: Recomendamos encarecidamente la lectura de El triunfo de la estupidez de Jano García, Elogio de la estupidez de Jean Paul y Historia de la estupidez humana de Paul Tabori. Estas obras ofrecen perspectivas valiosas y provocadoras sobre la naturaleza humana y los desafíos que enfrentamos como sociedad.​

jueves, 10 de abril de 2025

Atascados con Estilo (y con Fe): Un país que no avanza, pero que celebra los cumpleaños en grande

En Guatemala la infraestructura nos tiene atrapados como si estuviéramos en una película de suspenso mal actuada, desde Xela hasta la capital. Y cuando digo atrapados, no es metáfora: son las mismas calles, los mismos semáforos fallando, los mismos hoyos que te saludan todos los días como viejos amigos. Aquí no importa si andás en bus, moto, carro o burro: un país que no se mueve, no avanza. Y nosotros estamos parqueados en el pasado, con las intermitentes encendidas desde hace décadas. Mientras en el mundo la inteligencia artificial ya te escribe canciones, te enseña a bailar y hasta te corrige la ortografía, en Guatemala la inteligencia natural va en reversa. Y lo preocupante no es solo el retroceso, sino que parece que muchos políticos no nacieron flojos… nacieron cansados. Los mirás y parecen extras de película de terror, pero no de las que dan miedo, sino de las que dan pena ajena. Ahora, entre tanta desesperanza, quiero decir que me cayó trabajo bonito (¡al fin!). Me costó sudor y lágrimas, pero ya tengo un lindo empleo de oficina, y como si fuera poco, este mes también empiezo a dar clases de inglés. ¡Aplausos, por favor! Pero como no todo puede ser felicidad en esta tragicomedia nacional, también sufrí una estafa por Facebook, de esas empresas fantasmas que te prometen algo bueno y te mandan una desgracia envuelta en plástico. Consejo del día: abran los paquetes antes de pagar. Si no lo hacen, después no digan que no se les advirtió. Y sí, aceptémoslo con humor negro: el guatemalteco promedio no juega bien al fútbol, le encanta el camino fácil y, con el ceño fruncido, parece más sicario que ciudadano ejemplar. Y mientras tanto, nuestros queridos "Godzilas" del Estado (funcionarios públicos con sueldazos de superestrella) no actúan, no gestionan, no sirven. Pero eso sí, cobran. Y bien. Para terminar de adornar el drama nacional, ya llegó Semana Santa. Época en la que el tráfico se pone peor que cualquier plaga bíblica, y muchos hipócritas se visten de santos para cargar a Jesús, aunque el resto del año lo anden traicionando más que Judas. Pero ojo, esto no es ataque a la fe. Es solo un recordatorio de que la Biblia cuenta la historia de amor más fuerte: la de Jesús entregándose por todos, incluso por esos que van solo por la foto o por cargar más likes que pasos en las procesiones. Y bueno, también estamos en el mes de los cumpleañeros de abril, ¡felicidades a todos los que soplan velitas este mes! Que no falten las frases bonitas, los buenos deseos y ojalá, un pastel que no esté tan caro como el alquiler. Yo, por mi parte, sigo 24 horas con mis perritos, que sí saben lo que es amor incondicional. Ellos no mienten, no prometen obras que nunca harán, no estafan ni se postulan para cargos públicos. Solo me acompañan, me dan alegría, y me recuerdan que aunque todo esté patas arriba, uno siempre puede tener un momento de paz con quienes ama. P.D.: ¡Y para colmo de creatividad nacional, ya salieron condones con olor a corozo por la Cuaresma! Qué bueno que la fe se renueve, pero ojalá también se nos renovara la dignidad y la lógica, no solo las fragancias.

sábado, 15 de marzo de 2025

Estamos rodeados de Psicópatas: Proximamente en Netflix...

El caso de Melissa Palacios es un reflejo de la impunidad y el retroceso en la justicia en Guatemala. A pesar de que los principales sospechosos fueron arrestados y procesados, recientemente se les cambió el delito, lo que podría permitirles salir en libertad, algo que ha causado indignación entre los familiares y la población en general. El caso de Kevin Malouf ha generado gran indignación en Guatemala, reflejando el deterioro del sistema judicial y la impunidad que rodea a ciertos sectores. Malouf, un cirujano plástico, fue acusado por la muerte de Floridalma Roque, quien falleció tras someterse a un procedimiento en su clínica en junio de 2023. Según el Ministerio Público (MP), el médico tenía un "plan de contingencia" en caso de que un paciente falleciera y habría intentado sobornar a funcionarios judiciales para favorecer su situación. El juez Pedro Laynez, quien ha sido señalado por decisiones polémicas en este caso, cambió la acusación de homicidio doloso a homicidio culposo, argumentando que no hubo intención de matar. Esto permitió que Malouf se acogiera a la Ley de Aceptación de Cargos para reducir su pena. Además, se filtraron audios en los que el cirujano menciona contactos con abogados y supuestos sobornos en el sistema judicial, lo que pone en duda la transparencia del proceso Este caso es solo un reflejo de la decadencia de las instituciones en Guatemala, donde la corrupción se extiende desde las más altas esferas hasta el ciudadano común que evade reglas y trabaja con mediocridad. Es el mismo país donde el transporte público es un caos, los políticos se aumentan los salarios sin hacer nada útil y la vida sigue encareciéndose sin que nadie tome acción real. Mientras tanto, los guatemaltecos siguen entretenidos con el fútbol, los chismes y las apariencias, sin exigir cambios profundos. Esto no es un caso aislado; es parte de un sistema donde la corrupción y la ineficacia del gobierno siguen beneficiando a los mismos de siempre. Mientras tanto, la vida en Guatemala se vuelve cada vez más cara, el tráfico es un caos diario y el transporte público es un servicio ineficiente que obliga a los ciudadanos a buscar alternativas poco prácticas. La sociedad también tiene su parte de responsabilidad, ya que mientras los problemas reales se multiplican, muchos siguen distraídos con fútbol, chismes o placeres momentáneos que no llevan a ningún progreso real. Es una realidad difícil de digerir, pero no imposible de cambiar si se empieza con pequeños actos de responsabilidad individual y exigencia colectiva. Al final, la única opción es aprender a sobrevivir en este sistema y, si es posible, encontrar formas de salir adelante a pesar de la adversidad. Pero como bien sabemos, en Guatemala la memoria es corta, y la indignación se disipa tan rápido como el último escándalo viral. P.D.: Y mientras tanto, la gente preocupada por la Cuaresma... ¡hasta condones con olor a corozo sacaron! Como si eso los hiciera más devotos.

sábado, 8 de marzo de 2025

Guatemala: Donde Todo Cuesta Más y Te Dan Menos

Si algo hemos aprendido en estos tiempos es que en Guatemala todo es caro, sobrevalorado y, muchas veces, un robo descarado con recibo incluido. Comer en un restaurante como San Martín o McDonald's ya no es un gusto ocasional, sino un lujo digno de una tarjeta de crédito con cupo infinito. ¿Y qué decir de los supermercados? Ir a comprar lo básico es una experiencia traumática: el cartón de huevos cuesta como si viniera con gallina ponedora incluida, y el aceite está más caro que un buen perfume importado. Pero eso sí, para el gobierno y sus empleados públicos, los salarios nunca fallan. Mientras los ciudadanos trabajamos más de ocho horas para que el dinero apenas alcance, ellos con menos de seis horas de “trabajo” reciben sueldos estratosféricos y beneficios que ni los ejecutivos de multinacionales. Y cuando uno necesita un trámite, resulta que están “en capacitación”, “en receso” o simplemente no hay sistema. Por otro lado, la importación de productos también está en crisis. Desde hace 28 años se comercializan productos de China, India y Pakistán, pero nunca un buque había tenido que esperar tres meses para atracar en Puerto Quetzal. ¿El resultado? Productos navideños y agendas 2025 que llegaron tarde y se quedaron guardados acumulando costos. Y como si fuera poco, los fletes terrestres de Puerto Quetzal a la ciudad han subido más del 15%, porque ahora el caos en el Km. 44 es la nueva excusa para cobrar más. Mientras tanto, todos están distraídos con el fútbol, los chismes y las noticias de siempre. Nadie dice nada, nadie hace nada. Y las empresas privadas, lejos de ser salvadoras, muchas terminan explotando a sus trabajadores con sueldos que apenas alcanzan para sobrevivir. Al final, hasta los esclavos de la antigüedad tenían comida y techo garantizados, ¿nosotros qué? Pero bueno, quejarse no paga las cuentas. Toca seguir adelante, encontrar la forma de sobrevivir, buscar nuevas oportunidades y, si se puede, reír en el proceso. Porque la vida en Guatemala no es barata, pero el buen humor sigue siendo gratis… al menos por ahora.
P.D.: Y mientras todo esto pasa, medio mundo preocupado por la Cuaresma… ¡tanto así que hasta condones con olor a corozo sacaron! Como si eso los hiciera mejores personas… pero no lo creo. 🤡

miércoles, 5 de marzo de 2025

Guatemala: El País Donde Elegimos a Nuestros Propios Sinvergüenzas

En la madrugada de un día como hoy, hace 44 años, terroristas del ORPA atacaron con armas de fuego y granadas una casa en Vista Hermosa III. Una familia indefensa quedó marcada por la impunidad de la guerrilla, algo que, décadas después, sigue siendo el pan de cada día en nuestro país: violencia sin justicia, crímenes sin responsables y políticos sin vergüenza. Porque si hay algo en lo que somos expertos en Guatemala, es en hacer famosa a la gente más mula. No tenemos carreteras dignas, pero sí tenemos políticos con mansiones en Miami. No hay seguridad, pero sí impuestos para financiar la vida de lujo de los mismos corruptos que nos piden "tener paciencia". ¿Y el transporte público? ¡Ja! Más que un servicio, es un deporte extremo, donde la misión es llegar vivo y con cartera a salvo. Pero bueno, el guatemalteco aguanta de todo: el tráfico de pesadilla, los precios que suben más rápido que un avión presidencial, y el descaro de quienes cada cuatro años vienen con discursos reciclados. Aquí hemos convertido la tragedia en chiste y la indignación en meme, porque, al final del día, reír es más barato que pagar terapia. Así que sí, Guatemala está carísima, el gobierno es un chiste sin gracia, y seguimos eligiendo a los mismos sinvergüenzas de siempre. Pero al menos tenemos nuestro ingenio, nuestra resiliencia y, con suerte, un buen chirmol para acompañar el desastre. ¡Nos leemos en la próxima aventura chapina!

domingo, 23 de febrero de 2025

El Marxismo y la Realidad Chapina: Entre Memes y Sobrevivencia

En pleno 2025, aún hay quienes insisten en revivir el Marxismo como si fuera la solución mágica para Guatemala. A esos soñadores de utopías económicas les tengo una humilde sugerencia: hagan maletas, compren un boleto y váyanse a vivir a Venezuela, Cuba o Nicaragua. Dense ese gustazo de experimentar en carne propia lo hermoso que es el sistema… pero sin retorno, por favor. Mientras tanto, en nuestro querido país seguimos creciendo, pero en las categorías equivocadas: más inútiles, más violencia, más corrupción, más tráfico… ¡más de todo! Cada vez que salgo a la calle, me pregunto si estamos compitiendo por el Récord Guinness en caos urbano. Vean nomás cómo las grandes potencias como Rusia, India y China compran países enteros en Latinoamérica, y aquí seguimos sin saber cómo administrar ni una alcaldía. Eso sí, si algo abunda en Guatemala es la lujuria, las drogas, la cerveza, la fiesta y el sexo desenfrenado. Una alegría, ¿no? Pero resulta que eso no nos va a llevar a ser un país exitoso. Ahora que me toca madrugar para ir a trabajar, me doy cuenta de que el transporte público sigue siendo una broma de mal gusto. Más que buses, parecen latas de aceitunas con ruedas, donde cada pasajero lucha por su oxígeno como si fuera un reality show de supervivencia. Somos una sociedad que lo quiere todo: un perrito cachorro, un hijo, un carro, una moto, y hasta una vida espiritual de domingo. Pero cuando llega la hora de la verdad, no queremos cuidar a nadie, trabajar duro ni comprometernos con nuestros sueños. Siempre buscamos el camino fácil, ese que nos deja bien en las fotos pero vacíos en la vida. Todo lo convertimos en chiste, en meme, en tendencia viral… y al final, lo único que logramos es demostrar que vivimos para ser espectadores de nuestra propia estupidez. Con más de 52 presidentes en nuestra historia, ninguno ha hecho algo realmente espectacular. Todos llegan, roban y se van a disfrutar de su retiro con la tranquilidad de saber que aquí el pueblo olvida rápido. ¿Y el Ministerio Público? ¡Bien, gracias! No investiga absolutamente nada. Parece más bien una oficina de turismo para delincuentes de cuello blanco. Así que sí, nos toca sobrevivir entre pensamientos pobres, como querer revivir el Marxismo en Guatemala, mientras intentamos reír sin perder la dirección. Al final del día, lo importante es comer bien, ser honesto y cuidadoso, y recordar que el cambio verdadero no viene de ideologías anticuadas, sino de nuestra propia disciplina y esfuerzo. Y con eso, mis amigos, los dejo. Tengo que madrugar mañana. ¡Nos leemos en el próximo episodio de “Sobrevivir en Guate sin perder la cordura”!

martes, 18 de febrero de 2025

Guatemala: Investigaciones fantasma, gobierno sobregirado y una Inflación de puta madre

En Guatemala, la justicia parece ser un espejismo. Mientras otros países tienen sistemas de investigación que, aunque imperfectos, al menos funcionan, aquí tenemos un Ministerio Público que se especializa en hacer absolutamente nada. Corrupción, asesinatos, crimen organizado... todo se acumula en archivos polvorientos sin una sola respuesta real. Si no hay investigación ni castigo, la pregunta es: ¿Para qué tenemos Ministerio Público? Parece un adorno carísimo financiado con nuestros impuestos. Mientras tanto, el gobierno sigue sobregirado, recibiendo en sueldos más dinero del que logran hacer en beneficio del país. Es como si tuvieras un empleado que solo calienta la silla y aún así le dieras un bono de productividad. Increíble. Cada vez que alguien menciona "gestión gubernamental", es difícil no pensar en una gran piñata que solo los políticos y sus allegados logran reventar. La inseguridad sigue rampante. Yo mismo lo viví cuando salía de TrovaJazz en zona 4 y me robaron mi celular. La paranoia es real: hoy en día no solo hay que cuidar la billetera, sino también que no te pongan algo en la bebida. Por eso he decidido cambiar de enfoque: ya no voy a tomar para olvidar, sino para recordar lo que realmente me hace feliz. Porque si algo he aprendido es que el trago no soluciona nada, pero disfrutar la vida con conciencia, eso sí vale la pena. Hablando de cambios, también me hice una limpieza de contactos. Ahora que me robaron el iPhone 16, aproveche para hacer "reset" en mi vida. Me deshice de todas esas personas que solo aportaban saldo negativo. Si antes tenía una agenda llena de números irrelevantes, ahora soy más selectivo que un restaurante gourmet. Y ya que hablamos de dinero, algo que me tiene inquieto es que cada vez que saco efectivo del cajero, me dan billetes nuevos. Esto no es casualidad: significa que se nos viene una inflación de puta madre. Cuando un país empieza a imprimir billetes como si fueran volantes de supermercado, la economía no va bien. En Guatemala no hay plan financiero claro, solo un gran hoyo fiscal que crece sin control. Pero no todo es queja. Si algo he aprendido es que, en medio del caos, siempre hay oportunidades. Por eso, ahora estoy metido en bienes y raíces. Si alguien está interesado en invertir en la ciudad de Guatemala o en propiedades de playa, este es el momento. La economía es incierta, pero los bienes inmuebles siempre serán una inversión segura. Así que, mientras sigo explorando el desastre del país de lunes a viernes y madrugando como un campeón, me enfoco en lo positivo: la vida sigue, las oportunidades existen, y a pesar de los políticos, Guatemala sigue siendo nuestra tierra. Y si no logramos arreglarla, al menos intentemos sobrevivir con estilo.

martes, 11 de febrero de 2025

¡Guatemala, el país del eterno reciclaje (de políticos y desgracias)!

Si algo nos distingue a los guatemaltecos, además de nuestro amor por los mangos y la habilidad para encontrarle el lado chistoso a cualquier tragedia, es nuestra capacidad de aguante. Porque, seamos honestos, aquí no nos faltan recursos, lo que nos sobran son ladrones con corbata y cinismo de sobra. Recientemente, hemos visto a políticos viajando de un lado a otro, dizque "ayudando" a comunidades, cuando en realidad lo que están haciendo es montando su propio circo con la tragedia ajena. Si tanto amor tienen por su distrito, ¿por qué no se quedan a trabajar en él en lugar de andar de turistas humanitarios? Como decía Mafalda: "No somos un país pobre, somos un país empobrecido por políticos mafiosos". Y vaya que tienen talento, porque cada cuatro años logran convencernos de votar por los mismos personajes reciclados. Hablando de reciclaje, ya logramos ser expertos en reciclar presidentes y diputados nefastos, ahora sólo nos falta ponernos igual de pilas con la basura real y, de paso, sembrar unos árboles. Cuentas, impuestos y mangos caros Por lo menos, en medio del caos, hay pequeños triunfos personales: logé conseguir un trabajo de horario de oficina con fines de semana libres. ¡Victoria! Pero claro, no hay alegría sin factura adjunta, porque ahora toca pagar cuentas que subieron de precio como si las cobraran en dólares. Y como ya empieza la temporada de mangos, espero que al menos me alcance para darme ese gustito sin que me lo cobren como si fuera importado de Dubái. Y hablando de dinero mal invertido, los impuestos que pagamos siguen desapareciendo en los bolsillos de burócratas que nos ven como su cajero automático. En lugar de darnos un transporte digno o calles sin hoyos, terminan financiando lujos para funcionarios que creen que merecen más de lo que aportan. El show del Super Bowl y el drama nacional Al menos en el fútbol americano las cosas salieron bien: ganó el equipo que quería que ganara, los Philadelphia Eagles. En cambio, en Guatemala, el espectáculo sigue siendo el mismo de siempre, con la USAD (la versión guatemalteca de USAID, pero con "D" de "Despilfarro") gastando fondos para "sorprendernos" con proyectos que nunca llegan a nada. Mientras tanto, la corrupción sigue siendo el deporte nacional, con tragedias como la del bus que cayó del Puente Belice, cuyo chofer, por cierto, tenía licencia tipo C. Porque aquí los accidentes no son sorpresa, sino rutina. Lamentablemente, la falta de controles y la indiferencia de las autoridades nos siguen cobrando vidas. Entre el desorden y el amor (o lo que queda de él) Nos encanta imitar a países que sí tienen orden en el tráfico y en sus cuentas gubernamentales, pero nos cuesta demasiado hacer las cosas bien. Queremos carreteras europeas con mentalidad de "sálvese quien pueda". Y mientras seguimos en el caos, San Valentín ya está a la vuelta de la esquina. Para algunos es la excusa perfecta para gastar en chocolates y cenas románticas, para otros es un recordatorio de que el amor aquí es tan escaso como los políticos decentes. En fin, así es Guatemala: un país de contrastes, donde las desgracias y los memes van de la mano. Pero si algo nos mantiene en pie, además del café y la buena música, es nuestra capacidad de reírnos a pesar de todo. Y claro, mis tres perritos, que siempre están ahí para recordarme que, aunque el mundo sea un caos, el amor sincero sí existe... aunque venga con ladridos y pelos en la ropa.

martes, 4 de febrero de 2025

Guatemala, deportes, viajes y la vida: entre Retos y Esperanzas

Esta semana el mundo está pendiente del Super Bowl, donde los Kansas City Chiefs parecen tener el camino allanado frente a los Eagles de Filadelfia, no solo por su "talento", sino por el sospechoso "apoyo" del arbitraje. Aún así, la emoción del partido está garantizada. Pero mientras en EE.UU. se habla de deporte, en Guatemala nos enfrentamos a problemas mucho más urgentes, como la plaga de motosimios que, lejos de ser una solución, agravan el tráfico, contaminan y rara vez ayudan al prójimo (Caravana del Zorro). Lamentablemente, no hay regulación que frene a estos "motosimios", dejando a la ciudad cada vez más caótica. A pesar de todo, Guatemala sigue siendo un país de belleza incomparable. Cada día, sus paisajes nos recuerdan el privilegio de vivir aquí, aunque las despedidas sean inevitables. Con la partida de familiares que regresan a sus casa realmente obligados a su vida cotidiana, nos queda la nostalgia de los momentos compartidos. Para llenar ese vacío, la música es un refugio: canciones como Beautiful Things de Benson Boone o Despacio que hay prisa de Ricardo Arjona ayudan a encontrarle sentido al amor y a la paciencia en tiempos inciertos. En el ámbito de la hospitalidad, la experiencia con viajeros orientales a través de Couchsurfing ha sido un reto. Aunque la mayoría parecen cuidar su bolsillo con excesivo celo, hay excepciones, que demuestran mayor generosidad. Mientras tanto, en el mundo del fútbol, Cristiano Ronaldo sigue llamando la atención, pero con una carrera que, aunque millonaria, no lo coloca por encima de Messi en cuanto a títulos. Para muchos, sigue siendo un gran jugador, pero quizá no el mejor de la historia. El gobierno de Guatemala, que debería ser "de la primavera", parece más bien uno de la calamidad y el desastre. Cada nuevo gobernante solo busca enriquecerse sin ofrecer soluciones reales al país. Mientras tanto, en El Salvador, Bukele sigue adelante con proyectos como el Aeropuerto del Pacífico, una obra que tiene más posibilidades de concretarse que todas las falsas promesas de nuestros políticos locales. El desempleo sigue siendo un peso difícil de llevar. A pesar de contar con experiencia y hablar dos idiomas, las oportunidades son escasas y el apoyo familiar, más allá del moral, es limitado. Sin embargo, hay alternativas por explorar, como Airbnb y otras plataformas que podrían abrir nuevas puertas. Como bien dicen, "el que no quiere, no da", y muchas veces toca salir adelante sin depender de nadie. Pero no todo es negativo. A pesar de los obstáculos, hay pequeños motivos que hacen que la vida valga la pena. Entre ellos, están mis tres perritos, siempre fieles, siempre presentes, recordándome que el amor incondicional existe. Al final, todo cuesta, y más en Guatemala, pero mientras haya un motivo para seguir adelante,¡la aventura siempre valdrá la pena! P.D.: Febrero es un mes especial: cumpleaños, Día del Cariño y la excusa perfecta para comer pastel sin remordimientos. Si felicitan alguien me imagino que solo, aceptan efectivo, cheques, transferencias y hasta abrazos (pero solo si traen comida). Y si el amor anda escaso, siempre nos quedan los chocolates… y los pets, que nunca fallan. ¡Feliz mes del amor y muchos ingresos dolares y euros porfavor!

Spoiler: No Estamos Preparados para Esto

Cuando alguien lanza una frase que revuelve hasta al chapin creyendo que algun dia llegaruemos a un Mundial, lo primero que hace es abrir un...